Juegos de luces en perfecta sincronía
con mi miedo cruzaban la última noche. Mientras el silencio acechaba
en la siguiente esquina. El sabor de tus labios al decirme adiós
empapaba las calles de una perversa dulzura que guiaba mis pasos.
Legitima defensa, te llevaré al menosprecio. Es demasiado tarde para
creer en mis propios sueños, así que emprenderé el vuelo con las
alas de la mentira hacia tierras de promesas olvidadas. Una vida que
queda desierta, una colección de cromos de un equipo de fútbol
imaginario, pequeños detalles por los que luchar. Un camino de rosas
con los zapatos cruzados de pie. ¿Recuerdas tu doceavo cumpleaños?,
aquel en que acabaste llorando sin saber por qué, aún dura. Nacido
en cautividad, soy hijo de un sistema, y tengo miedo.
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