55 km de Pineda a
Barcelona, 50 metros del parking a casa, 80 escalones hasta la puerta
de mi hogar, dulce hogar, 20 pasos hasta el balcón, me asomo, 4
pisos me separan del suicidio.
Lencería fina y cálculos
en el reverso de un recordatorio de un funeral. Impresiones
imprevistas, Canciones que me recuerdan a ti, seas quién seas.
Presenté los papeles por triplicado pero al parecer faltaba un
sello para poder ser admitido en el club de los perdedores, así que
me senté en un rincón a llorar. Debí haber aceptado el porque sí?
Jugar solo al escondite (aún me estoy buscando). Mi dolor bajo un
microscopio, treinta y siete putos puntos de sutura que me mantienen
en pie y un disfraz. Esperanza de pronóstico reservado y mala
iluminación para un escenario de sombras. Hice añicos el almanaque
de los errores. Cuando asumes la distancia que te separa de la muerte
es cuando empiezas a vivir.