Un pensamiento que no
cuaja empapa mi gesto tiñendolo de innecesario. Desertor del
suicido, habito en el punto ciego de la muerte. Las palabras se
persiguen unas a otras como notas en perfecta sincronía intentando
transmitir un sentimiento que ni ellas por si solas conocen.
Adentrarme en un día fuera del calendario, pasearme por el laberinto
sin miedo a perderme, dibujarle bigote y gafas al espejo y salir
corriendo. La elección es la unidad de medida del hombre. De ahí mi
tristeza y de ahí mi esperanza. Me cansé de frotar lámparas mágicas
y de los genios que mentían, me cansé de los zapatos de cristal dos
tallas más pequeñas, me cansé de nunca jamás. Ahora apuesto por
participar en lo que hay que no es poco, y si puedo, trabajar para un
mundo de calidad.
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