sábado, 21 de abril de 2012

NO VOLVERÉ.


Deslicé suavemente mis yemas mojadas por la inscripción de aquel grabado manteniendo mi alma inmóvil, en perfecta sincronía con un mundo que los acordes de un silencio sin afinar. Por un instante, la belleza de un mundo perfecto, hizo caer el castillo de naipes de mis pesadillas, empujándome hacia la voluntad, hacia mi propia voluntad. He visto reyes morir envenenados en copas de oro, he visto milímetros como kilómetros, y al tiempo detenerse a descansar, mientras hombres llenos de buena de fe eran carnaza para los perros de la codicia. Pequeños afluentes de caricias unirse en ríos de amor para desembocar en un mar de olas en clímax golpeando sobre la almohada. La magia existe, pensaba mientras grababa una inscripción en un árbol del paseo de la incertidumbre. NO VOLVERÉ.


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