Desde el interior de mi
ser una fuerza, un imperativo emocional, me mantiene en pie, es más
me empuja a recuperar mi vida, arrebatada con la brutalidad de quién
amputa un alma. A este arrebato yo lo llamo prueba, y a el
arrebatador, le sea quién sea, sea mi debilidad interna o el reflejo
de ella en el entorno, le digo:
“La debilidad que te
trajo hasta mi está muriendo, así que tu poder sobre mi
desaparecerá, con el renacer de mi voluntad.”
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