jueves, 23 de agosto de 2012

El pescador de ilusiones


La magia de un temor que se desvanece como un sueño que dulcemente acaricia el despertar del amanecer por el ventanal. Tejiendo su dulce red, el pescador de ilusiones, se prepara para salir, como cada noche en su barco de irrealidad. A punta del alba, piensa, ha sido una noche fructífera mientras devuelve su pesca al mar de la esperanza. Es hora de levantarse. Hace su cama de 96 cm, y se viste, toma su medicación, y baja a desayunar al bar en busca de contacto humano. El mundo está empezando a cobrar color, después de años de vivir una vida en blanco y negro, y eso, eso dibuja por primera vez en mucho tiempo una sonrisa sincera en su rostro y no una mueca distorsionada. Saber el camino no es lo mismo que recorrerlo, y hoy el pescador de ilusiones lo está recorriendo, con un libro recién encontrado bajo el brazo. 




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