martes, 21 de mayo de 2013

black

El tiempo, exhausto, se detuvo a contemplar la belleza de mi tristeza volcada sobre el tapete de flores muertas. La calle sin salida se extendía más allá de donde alcanzaban mis sueños, allí donde moría el horizonte y nacía tu mirada en un rincón oscuro de mis recuerdos. La melodía se alejaba lánguidamente, mientras mi esperanza buscaba una salida golpeándose contra los fríos muros de la indiferencia. Con un gesto ingrávido mantenía encendida la llama trémula que dibujaba la sombra de la noche. El silencio era cada vez más palpable. La marea borraba mis pasos por la arena. Y el tiempo prosiguió su camino. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario