Me levanté como cada mañana, la
mañana en que todo había cambiado. Era el momento. Sonó el timbre, repetidas
veces. Sonido de tacones corriendo a través del piso. “El campo está verde.”
Esa era la consigna. Salió corriendo de la oscuridad, su sombra, sin decir palabra.
Y pronunció la consigna. Soportar mi custodia le reventaba. Una vida era la
condición. ¿Cómo ocurrió? Te echo de menos. Voy a fumar. Regresé de la tristeza
y os traje souvenirs. El tiempo apremia, suena el timbre de nuevo, de nuevo
suenan tacones que se alejan. Una visita inesperada. La peor mañana de mi vida.
El monstruo pensaba que tardaría más en venir. El alba nunca acaba de despuntar,
en un gesto de cobardía. Espero que esto quede de mí. Qué algún día alguien me entienda.
Parece inútil. A veces. Me preguntó por qué publico, por lo mismo que tú eres
como eres. Porque no sabes ser de otra
manera.
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