viernes, 22 de febrero de 2013

cerrar y vaciar


La trascendencia en su mirada anuncia la muerte de las suposiciones. Adentrándome en el camino de la insolvencia de unos sueños robados a la noche, me permito esperanza (esperanza vulgar, esperanza puta, esperanza inusual, esperanza estancada). Las baldosas amarillas se agrietan dejando brotar la sangre de los inocentes que fluye por las venas de la misericordia. Lentamente se acerca para abofetearme a modo de despedida... (no me des la espalda, pienso). Me pierdo entre la multitud sin rostro en busca de identidad. Y sé que alguien me espera en la siguiente esquina para desaparecer, para vaciarme. Abro los ojos a la ceguera más profunda y corro calle abajo desvistiendo mis fantasías de ilusión, abriendo una brecha en el tiempo estático de mi extinción. Un grito ahoga mi silencio en las marismas de la experiencia una nueva existencia.
Es él.
Y cerraron la nevera.

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