martes, 5 de marzo de 2013

...costumbres y otros delitos...


Un alma de cristal rompiendo a martillazos su propio pedestal mientras la cortina de espejo que lo rodea le incita, como un perro atado que tira de una cuerda que sujeta él mismo. La cuenta adelante es infinitamente dolorosa.

Se derramó la intimidad sobre un montón de palabras inquietas sin destino aparente. Mientras, en las antípodas de la cotidianidad, los muros de contención de la fantasía cedían lentamente. Recuerdos manufacturados recorrían las calles vacías de la ciudad muerta de la última estación de la esperanza. El miedo dormía plácidamente soñando con un mundo que se alejaba de si mismo. Un mapa en blanco donde dibujar el destino y un par de zapatos robados a un muerto. Una ventana al olvido que se cierra pillándome los dedos.

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