domingo, 31 de marzo de 2013

La rapidez.

Engendrado de la oscuridad, inventé juegos de oportunidades perdidas ocultas tras un cristal opaco de mentiras y tendencias suicidas. Una colección de canciones que siempre acaban mal nos alumbraban cerca del fuego que nos iba consumiendo. Las palabras que inventé para eludir mi miedo corretean por la habitación vacía donde aún ruge el bebe en un tosco ataúd mitad sueño, mitad brisa. Y un cañón que dispara silencio aterrador boicotea los gritos de auxilio del payaso que se hunde en la boca del león. Pude elegir versos más bellos esta mañana, pero no soy Neruda, y la vida está estrellada entre un montón de juguetes olvidados. La rapidez con que mecen mi cuna me hace olvidar que siempre acabo vomitando los pastos de la tierra que arrasé. Mas aún soy capaz de sentarme y escribir toda esta queja, meláncolica y caótica, dirigida a la nada.
Atentamente, el payaso.




No hay comentarios:

Publicar un comentario