Aún hay esperanza, aún
hay esperanza, se repite a medida que avanza en la oscuridad de un
océano sin ningún punto al que aferrarse. Perdida en la inmensidad
de una mirada a ninguna parte. La resistencia de un alma apunto de
romperse grita “basta”. Un colapso de inquietudes friccionando
sus cuerpos desnudos. La vida se está quedando corta para cubrir el
vacío que sostiene mi posibilidad. Corriendo por una ciudad vacía
busco mi lugar mientras el paso del tiempo me va cercando. El bizco
juega con su canica del suerte. Atrapados en una tela de araña y si
no te gusta cambias el fondo de escritorio. El fuego ahuyenta a las
fieras hasta que el sueño me alcance.
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