domingo, 20 de mayo de 2012

De las trampas del destino.


Peleando con las manos atadas en un habitación a oscuras que planea sobre el horizonte de mi imaginación contra un monstruo cargado de dolor. Unos latidos que suenan a muerte anuncian de nuevo el sueño de la debilidad, mientras los huesos se hacen polvo y el alma pesada como años de promesas sin cumplir. Cuando los caminos se tornan laberintos, cuando el cansancio golpea con fuerza, cuando el cristal deja de ser trasparente, cuando las palabras se convierten en jeroglíficos, puedes afirmar sin caer en la duda que la pesadilla te llama por tu nombre. El placer se desvanece como el humo de la botella para alejarse hacia un pasado al que nunca podrás regresar. El juego ha terminado, dicen los recuerdos muertos. La magia se quebró con el frío de una cuchilla de afeitar el día que descubriste el truco. Los destinos discurren por vías muertas.


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