viernes, 4 de mayo de 2012

Cuerda Floja


Alguien apagó las luces mientras practicaba en la cuerda floja y pude oír risas correr. Hay alguien ahí? Grité. Las risas se esfumaron como un sueño al despertar, mas no desperté. Debía avanzar lentamente por la cuerda floja a ciegas (no sé por qué este pensamiento me resulto familiar). Dí el primer paso amparándome a todos los santos pese a mi ateísmo. Una vez logrado, pensé: un paso menos, tranquila, sólo quedan 5 metros. Debía mantener la calma. Un paso más y de repente el silencio se vio quebrado por un estallido de aplausos. En mi rostro se maquillo una sonrisa. Silencio de nuevo y otro paso adelante. Respiré profundamente, cada vez más relajada. Levanté el pie y de una chistera perdida surgió una paloma que atravesó mi vista haciéndome perder el equilibrio y durante un instante que duró toda una vida me tambaleé hasta que me precipité al vacío. Las risas fueron creciendo hasta convertirse en una red que amortiguó mi caída para dejarme lánguidamente en mi cama, donde desperté feliz por primera vez en mucho tiempo y supe que estaba embarazada.

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