Un
mundo demasiado esquematizado, demasiado ordenado. Su peso anulaba mi
simplicidad. Así que me alejé, como un cobarde. Pero siempre estuvo
clavado, como una aguja, en el corazón de la duda, esperando. No
consigo recomponer el rompecabezas y la vida te va en ello, a todos
vosotros. Lluvia de intimidad mientras paseo a mi serpiente Soledad.
Todo es un juego del que nadie sale vivo. Sólo te salvan los
detalles, una buena banda sonora, un buen argumento, una buena
narración, un ritmo adecuado, porque el final es el mismo para todas
las historias. Morimos solos.
¿Qué
pudimos haber hecho cuando el tiempo decidió matarnos? Las palabras
que atravesaban las fronteras eran inconexas, aislarnos fue su
primera acción y la más acertada. Quedamos atrapados en pequeñas
comunidades, sometidos al aislamiento, y al hambre. Nuestros nietos,
ya no sabían nada del mundo que para mí había sido el real. Ahora
yo pronto sería un desperdicio más para evacuar. Pero yo había
corrido por campos verdes, había amado y había sido amado, sabía
de la existencia de las palabras y con ellas había aprendido a creer
en mí. Todavía conservaba recuerdos.
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