Recuerdos
del silencio del delator, escondido en las sombras de la culpa del
testigo que desencadena el delito latente de la eterna noche.
Mientras millones de ojos se ciernen ciegos sobre mis pasos en la
cuerda que recorre el vacío. Victimas de tráfico derramando el vaso
de la locura sobre el salpicadero. Un camino que lleva a la creación
de mitos que destruir, toma mi mano. El disolvente que tragué, la
cuerda que tensé, las cuchillas que afilé, el último salto. Y
permanecer. En insoluble condena, abrigado con el invierno de la
necesidad. Un tatuaje fuera de lugar, un residuo que nunca
desaparecerá. ¿Verdad o ilusión? Se pregunta el soñador al
mirarte a los ojos, muerte puta. Los desenlaces de un libro
inacabado. No puedo evitar sonreír cuando se va la luz. Ven.
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