Corren
en paralelo mis intenciones y mis posibilidades, cruzados por una
tangente al conjunto de la realidad, llamada actos. En los puntos de
intersección reside mi sufrimiento, en el resto el vacío del que me
alimento. Todo ello contemplado por el dios Tiempo, embutido en sus
botas de puta, esperando el momento de clavarme su tacón. Una leve
brisa hondea el bullicio de las circunstancias, tiñendo la
existencia de un tono a eterno presentimiento que nunca llega a
cumplirse. Las palabras fluyen traicionando mis secretos,
traicionando mi malestar, rompiendo la jaula de cristal un instante
antes de que se agote el aire. Bendito pretexto perfecto para
asomarme al abismo de los conceptos perdidos. No existe moraleja ni
paradoja final, tan sólo un montón de recuerdos que archivar. No sé
decir adiós.
The Selt-seers II (Death and Man) Egon Schiele
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