martes, 27 de noviembre de 2012

Puedo hacerlo mejor.


Pasto de mis propias pisadas me adentro en un boscaje de desesperación cargada de amor hacia la belleza de un mundo que nunca llegué a controlar. Sabor a eterna despedida en el andén de una enorme estación vacía. Creo que puedo hacerlo mejor. Se suspendió la función hoy. Ha muerto Esperanza de una extraña enfermedad que se fue corriendo por todos los actores desde Odio a Miedo, pasando por Amor hasta llegar al fin hasta Esperanza. Se bajó el telón. Y el teatro que lleva dieciocho años cerrado se cae a pedazos. En el juegan las ratas y los niños. Mientras él mira el cielo y maldice las palabras que lo condujeron hasta encontrar la adecuada. Y grita, grita como nadie se ha atrevido a gritar, pero ha sido condenado a no ser oído nunca. Es parte del pacto, que con su propia sangre firmó. La vida eterna tiene un precio. Y él lo pagará por el resto de la eternidad.

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