Forzado a escribir por
una mente inquieta que me tiene atrapado. Latigazos de consciencia y
pequeñas obscenidades intelectuales. Pereza argumental. Secretos que
llevarse a la tumba a buen precio, con angustia de regalo en el
mercado de las necedades. Y esta vez apunta bien. Privilegios a buen
recaudo, y voces que se tornan gritos. Es hora de repartir el botín,
muchachos. La miseria será equitativamente administrada en forma de
desgracias. Torturas subliminales y tiempo perdido. Tanta mierda para
no decir nada.
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