Mierda de laberinto, jamás debí haber
aceptado la apuesta. Señuelos demasiado creíbles y caminos sin
salida como forma de vida. Mientras él me ve desde su monitor tumbado
en la cama, con una extraña expresión de desconcierto. Navegando en
un mar de mierda poco bueno puedes pescar. Movimiento rápido, con
que fintar el asfalto cuando caes desde tu castillo en el aire,
pensamiento libre. Intereses en una balanza que no se cansa, que está
trucada. Somos la naturaleza en pleno esplendor. Dulce hedor a ser
humano el martes a las 8 de la mañana en el metro. Casi no me siento
solo.
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