El mal sabor de boca que me deja tu
despedida, el dolor en el corazón que anuncia tu llegada. El
pasajero que no fue invitado. Las rosas mueren a mi alrededor
mientras la tierra tiembla en soledad. Cómo librarse de la respuesta
a mis preguntas? La sutileza con que el sufrimiento posee mi propia
persona desvistiéndola y sumiéndola en la necesidad de lo
inconcebible. Puedo ver tu interior, me grita, mientras me abofetea
con un suave guante de seda. Arrastro mi devenir por la indiferencia
de esta indecente inercia que no soy capaz de romper. Gentes sin
rostro pisoteando mi castillo de arena, y así, desahuciado, busco
morada entre los detalles que recuerdo al despertar de mi último
sueño. Pertenece al olvido, esa idea que no se recuerda ni a sí
misma. La pesadez de unos pies que quieren volar me recuerdan mi
condición de invitado que no pone reglas, si es que las hay. Con la
cabeza hundida en el water casi deseo quedarme sin aire. Así que lo
expulso rápidamente, cantando una canción de los Monthy Phyton.
No gosis, no, poder perdre batalles.
ResponderEliminarPerò tampoc no et cal guanyar-les totes.
Si tens napalm per sembrar camps del Nord,
gosa poder perdre guerres de Sud.