De la desgracia
aleatoria, de la intuición desnuda, de los recuerdos perdidos, de la
suavidad de tu piel, de las circunstancias que nos traicionan. Los
cristales empiezan a chirriar y algo me dice que no marcha todo bien.
Pero apenas soy un bebe desnutrido con síndrome de abstinencia en
una incubadora. Y nadie comprende nada. Presentimientos al acecho
destiñen el horizonte. Es tiempo de echar cuentas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario