Te quería como a mi hijo
bastardo!
Un momento, quién dijo
eso? Entre temblores mi cuerpo gritaba. Traspasando la imaginación
por error. “Caroline, ves hacia la luz.” Es espacio se plegaba
sobre si mismo, y no había redención. El mundo de las oportunidades
desparecía. Y temblores, como una noche helada en la desnudez de un
recién nacido. La condena del osado. La calle sin retorno. Inercia
de un bucle que aún no he logrado demostrar pero que percibo. Una
mentira libre, sin dueño, va cobrando forma. El juego está llegando
a su fin, y yo de ti tiraría el rey.
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