lunes, 9 de julio de 2012

Te quería como a mi hijo bastardo!


Te quería como a mi hijo bastardo!
Un momento, quién dijo eso? Entre temblores mi cuerpo gritaba. Traspasando la imaginación por error. “Caroline, ves hacia la luz.” Es espacio se plegaba sobre si mismo, y no había redención. El mundo de las oportunidades desparecía. Y temblores, como una noche helada en la desnudez de un recién nacido. La condena del osado. La calle sin retorno. Inercia de un bucle que aún no he logrado demostrar pero que percibo. Una mentira libre, sin dueño, va cobrando forma. El juego está llegando a su fin, y yo de ti tiraría el rey.

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